El jardín

El Castelo de Soutomaior es un destino único, no sólo por su gran valor histórico sino también por su entorno paisajístico y natural. La situación de la finca es excelente, entre la sierra del Suido y la Ría de Vigo. La proximidad del mar, montañas y ríos favorece la fertilidad de estas tierras. Por ello, a lo largo de los siglos, los terrenos del castillo fueron destinados a distintos usos según las necesidades y preferencias de los propietarios en distintas épocas. Estas tierras han sido soto, lugar de aprovechamiento forestal, campos de cultivo y jardín.

María Vinyals, en su libro de 1904, El Castillo del Marqués de Mos en Sotomayor, menciona la sorprendente diversidad botánica:

"El parque que rodea á la fortaleza es magnífico; allí se da todo: el cedro del Líbano crece al lado del eucaliptus; el abeto del Norte junto á la palmera y el naranjo. Las plantas de camelia son árboles en vez de arbustos, y los magnolios alcanzan la misma altura que las coníferas. El césped alfombra el suelo como en los paisajes ingleses y las rosas tienen el fragor de los climas meridionales."

fotoPlaza de los Castaños, hacia 1890-1907. Museo Sorolla
fotoMaría en el jardín del Castillo de Soutomaior, hacia 1890-1907. Museo Sorolla

En el año 1982 el castillo fue adquirido por la Deputación de Pontevedra, que llevó a cabo un importante trabajo de rehabilitación. La institución provincial está muy implicada en la conservación y divulgación de los singulares valores de este conjunto. Al esfuerzo en el cuidado de todos los ejemplares, se le unen nuevas propuestas para una mejora continua. Gracias a ello se convirtió, en el año 2012, en el primer jardín de España en ser reconocido como Jardín de Excelencia Internacional por la Sociedad Internacional de la Camelia. Además, en el año 2021 se incorporó al Itinerario Europeo de Jardines Históricos.

Para dar a conocer todo su encanto, la Deputación de Pontevedra propone tres rutas , cada una con un paisaje diferente que la caracteriza. Sin duda, uno de los principales reclamos es la senda de la camelia, que cuenta con centenares de camelias de diferentes especies acompañadas de árboles de gran porte y antigüedad, tres de ellos reconocidos como Singulares . El enoturismo también está presente; en la senda del viñedo queda patente la riqueza de nuestras viejas vides, que producen uvas de calidad para elaborar vinos de alta gama. La tercera ruta transcurre por el bosque, que gracias a la repoblación llevada a cabo por la Deputación se ha convertido en un oasis de alimento y refugio para la fauna local.

Además, contamos con un importante banco de germoplasma , un huerto de frutales autóctonos que actúa como reserva de variedades que, de otro modo, podrían perderse para siempre.

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